Se cumplieron treinta años desde la última vez que se vio con vida a Héctor Gómez y Martín Basualdo, dos pibes del barrio La Floresta de Paraná, acosados por la Policía de Entre Ríos. Desde entonces, Isabel Vergara, mamá de Martín, se enfrenta a los obstáculos del poder para saber dónde están los jóvenes desaparecidos en democracia.
Por la Asociación Civil Barriletes
Desde el 16 de junio de 1994 la vida de Isabel Vergara cambió para siempre. Salió del barrio para buscar a su hijo Martín Basualdo, de 19 años, y a su amigo Héctor Gómez, de 22. Tres décadas después, sigue con la esperanza de que alguien cuente qué pasó y dónde están.
Con motivo del aniversario, se organizó un abrazo a su lucha que reunió a integrantes de organizaciones sociales, de derechos humanos, partidos políticos, abogados de la causa y contó con la visita de Miriam Medina y Stella María Cerda, que forman parte de Madres en Lucha.
La cita, que consistió en una ronda de mates y micrófono abierto, fue el sábado 15 de junio en el patio de la Asociación Civil Barriletes, en la capital entrerriana. El día estaba soleado, aunque el viento enfriaba las manos y hacía volar las puntas de los manteles, que vestían las mesas cargadas de facturas y bizcochos.
Isabel llegó a Barriletes avisando que vendría su hija y su nieta, a quienes esperaba con gran ilusión. Mientras tanto, algunas caras conocidas entraban por el portón abierto de la casa y se encontraban con una ronda de sillas esperando ser habitadas. Allí, parada frente a la concurrencia que estaba dispuesta en círculo, Isabel Vergara tomó el micrófono y recordó los primeros años de búsqueda: “Yo era una mujer de barrio, estaba siempre en mi casa con mis hijos, tenía seis. Cuando desapareció Martín no sabía qué hacer, salí a la calle como toda madre hasta que empecé a conocer gente buena de corazón”, dijo haciendo referencia a personas presentes que la acompañan desde aquel momento.
Un día, una mujer que trabajaba como ordenanza en la Casa de Gobierno le dio unas fotos que encontró en la basura: eran de su hijo y su amigo, golpeados, ensangrentados, con la cara hinchada. “Ahí empecé mi lucha, sabiendo que fue la policía”, recordó. “Siempre seguí buscando. Quieren que una se muera y que ahí termine todo, pero sigo esperando que alguien se digne a hablar. Y sigo de pie por toda la gente que me ha acompañado durante estos años”, sostuvo la mujer que hace treinta años pide que la policía rompa el pacto de silencio.
Con el tiempo, Isabel se convirtió en una referente de la lucha contra la violencia institucional y esa dimensión la transformó en protagonista de la historieta Siempre de Pie, del periodista Alfredo Hoffman y el dibujante Maxi Sanguinetti, editada por Aguará Colectivo Editorial. En la jornada Hoffman le obsequió un ejemplar que, durante el resto del encuentro, estuvo en manos de su nieta quien se zambulló en la lectura.
El caso de Héctor y Martín no es el único adjudicado a la Policía de Entre Ríos. Solamente en Paraná, en los años noventa se conoció la desaparición de Marcelo Totín Pérez -cuyo cuerpo fue encontrado- y luego ocurrió la de Elías Gorosito. Los hechos de abuso policial suelen agravarse en contextos de crisis social, política y económica, por lo que a esa lista se suman las muertes de Romina Iturain, Eloísa Paniagua y José Daniel Rodríguez en la represión de diciembre de 2001. Más cerca en la línea del tiempo se ubica el asesinato por la espalda de Gabriel Gusmán (2018) en barrio Capibá y la reciente muerte por asfixia en condiciones de detención de Ariel Goyeneche, el 12 de febrero de 2024, con Néstor Roncaglia como ministro de seguridad del gobernador Rogelio Frigerio.
Además de los casos de muertes en comisarías de la provincia, denunciados por la Red de Organismos de Derechos Humanos de Entre Ríos (RODHER), se inscriben los de gatillo fácil: Iván Pérez, asesinado en 2019 en Gualeguaychú; Miguel Varela en Concordia, ése mismo año; y Sebastián Briozzi, en Concordia, en 2016.
La lucha colectiva
Miriam Medina, madre de Sebastián Bordón, señaló: “Hay que tener en cuenta que las víctimas son nuestros hijos, sobrevivimos a este dolor y lo llevamos a cuesta toda la vida”. El dolor se transforma en lucha, sintetizó Medina: “Hay que acompañar cada lucha del pueblo, por la universidad, por el trabajo, contra este gobierno nefasto que tenemos. Acá es un cuerpo a cuerpo contra el fascismo, las cosas no tienen otro nombre, y esto se va a agudizar porque hay vía libre para seguir matando, desapareciendo, asesinando a los pibes y pibas de nuestras barriadas, pero también a los que luchan”. Stella Maris, tía de Ezequiel Demonty y madre de David Orona, puso el énfasis en la continuidad de las prácticas policiales de la dictadura, en democracia: “en la policía nunca se cambió la fuerza que enseñaba. El policía que entra va aprendiendo la misma metodología”.
Clarisa Sobko, integrante de HIJOS Regional Paraná, destacó la importancia del acompañamiento colectivo: “En estos momentos donde la lucha cuesta mucho más y nos amargamos con lo que sucede en el país, tenemos que estar más organizados”. El padre de Clarisa, Pedro Miguel Sobko, fue asesinado el 2 de mayo de 1977 en Paraná mientras intentaba escapar de sus secuestradores, que lo habían llevado a la Comisaría 5°, la misma señalada como responsable de las desapariciones de Héctor y Martín.
José Iparraguirre, abogado del caso Gómez y Basualdo, comentó: “Hay personas que son realmente excepcionales, como es el caso de Isabel, que se pudo sobreponer al dolor de la pérdida de un hijo y pudo traducirlo en lucha colectiva. En cada una de las luchas, diversas, que tuvo el movimiento de derechos humanos, Isabel estuvo al frente. Ponía el cuerpo y sufría ella y su familia la represión, no solamente de la policía, sino también del poder judicial”.
Nadia Burgos, integrante del MST, señaló que “la búsqueda de Basualdo y de Gómez no va a terminar cuando no puedas estar acá, Isa; va a seguir porque la vamos a seguir todos nosotros”. Además, estuvo presente Catalina Caro Brasseur, novia de Ariel Goyeneche, que también tomó el micrófono: “No me imagino si cuatro meses duelen tanto, lo que es una vida transitando esto. Hay que colectivizar la memoria para que no siga pasando”, concluyó su intervención y se fundió en un abrazo con Isabel, Miriam y Stella Maris.
La invitación fue un abrazo para Isabel Vergara pero ella, siempre de pie, nos abrazó a nosotros.
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